Encontramos todos un umbral
donde ocultar nuestras almas.
Un cielo azul claro donde esconder
albas rosas por mirar con más calma
el reflejo del tiempo.
Un segundo para aspirar el aroma
de un Merlot o decantar la sal
que sobra del mar y nos evaporamos
por andar demasiado lento.
Así de pronto nos damos cuenta
de que no hubo días festivos:
Navidad, Año Nuevo, Cumple Años,
Aniversario y otros muchos más para
desnudar el alma ante el Divino Cristo
o demasiado apuro para persignarse
antes de soñar el futuro eterno...
Mas entonces Señor, no nos dejes
con las manos avaras vacías.
Regálanos entonces, un minuto mas
antes de morir para resucitar...
El arrepentimiento.