Desatando los sentidos
entre miradas silenciosas,
se nos suicidan los deseos...
Todo enloquece el alma.
Renacen los versos azules
y en ese desorden…
En el cantar de tus gemidos,
me gusta cuando jadeas
al verme desnudar.
Déjame derramar
en tu boca un infierno
de placer...
En el crepúsculo del día...
Veo tu desnudez.
El sol se pierde
en el horizonte dorado
de mis sueños.
Y tú...
Acaricias con tus labios
mi cálida hombría que sucumbe
a la caricia de tu boca.
Se hizo bastón de la noche.
Te haces dueña de mis sueños...
Sueños míos en tu
boca.