Y si de nada te arrepientes...
Al amarme a manos llenas.
Y si hiciste de repente...
De mis besos un poema.
Y si desgastaste en un instante
a placer el manjar de mis caricias.
Y si intensamente sorbiste...
De mis venas el fluir de su elixir.
Vivir tu sueño no fue pecado...
Pecado fue traicionar mi amor
jurado en una eternidad al tiempo:
Conjurado...
Y si no lo digo...
Es pues lo sabes.
En mis sueños aun te sueño,
es cierto pues conoces
los anhelos de mi corazón
y la intensidad: De sus latidos.
Y si entonces...
Después
de un tiempo,
volviésemos
a vernos.
Aquellos
los de entonces...
Seriamos
los mismos?
O
seriamos dos extraños
con común
recuerdos.
Recuerdos
que podrían ser
el viento
que en tu boca...
Hice aliento o jirones
de mis suspiros
arrancados de mi
pecho
como papiro piel de
versos.
Lenguaje de mis suspiros...
Entre
renglones de estrofas
que me hizo ser auroras
rosas
de madrugada previo a azulado cielo.
Podrían ser entonces humo, gases,
que ante
los ojos te baile.
Ente de
tiempo al desaire
de las
manos de tu mundo
como roto
halo desnudo
en carne
de mártires...
Que
grita en tierra de nadie.
Derribando
todos tus muros.
Podrían
ser gotas, de sangre,
al deseo
de la rosa que...
Se desliza
entre tus senos.
Rocío que,
entre ensueños,
moja como
lluvia los cristales
de tu
memoria deletreando
con sus
dedos el paseo:
De las
sombras.
Podrían ser aún más, el silencio
equivoco
al filo del abismo...
De todos
tus gemidos.
Háblale
entonces a la noche
tus sueños
en voz baja que...
No
despierte al tiempo
la tormenta
de tu alma
donde vaga
desnuda tu locura.
Háblale
al pio del seno
de la tormenta que acosa tus aventuras,
que son
todo y lo son nada...
Una
ruleta rusa, un solo tiro
directo
a tus latidos.