Brindo al sol
que muere entre copas
llenas de promesas.
Azucenas que en la orilla
sueñan con el amor nacer,
igual por florecer.
Y en este instante
perfecto entre el mar
y el ocaso…
Se detiene el tiempo.
Se funden los sueños,
y la vida es solo un beso
sobre la piel del viento.
Renazco, renazco
como un suspiro
en su último hálito.
Latido presuroso,
ávido de vida...
Anhelante y ruboroso,
renazco convertido
en gemido que busca
reposar en el fondo
de tu alma escondida
en la brisa de primavera.
¡Qué torpe la primavera!
Que llega sin avisar
con el paso descuidado
dejando que los recuerdos
despierten y la fragancia
del sueño embote mi cordura.
Al final, como las azucenas
en primavera siempre
florezco a la orilla
de mis sueños y al arroyo
de la vida canta lleno
de esperanzas renacidas.
Rechina tu nombre
entre el susurro del viento.
La que llueve memoria
ahuyentando tu ausencia.