Se rompió mi mirada
como un frágil cristal
en la niebla de la ausencia.
Y en mi voz aullaron
los silencios quebrandose
con el ardor de un fuego
que nace de por dentro.
Se ciego mi mirada
de tanto otear el viento.
Se me durmieron las manos
de tanto esperar tu cuerpo.
Mis labios se congelaron
por desear tus besos.
Te guarde entre mis brazos
para acunarte en mi pecho.
Petrificado te espere y soplo
el viento mientras Yo,
té seguía esperando.
Hoy el viento sopla sobre
la piel de la nostalgia...
Huella de un suspiro.
Té di forma con cada
recuerdo que el viento
soplo hacia mí.
La brisa peinaba
mis sentimientos
adornándolos con guijarros.
Cerrando los ojos, volé.
Y este corazón pétreo
alzó vuelo con el tibio
soplo a la onda del amor.
No tuve palabras
para despedirme.
La tinta lloró por mi:
Y mojo todos mis versos.