Mientes al decir:
Que no soy el dueño
de la llave de tu corazón.
Se que mientes cuando
dices…
Tus besos ya no
tienen mi sabor.
Que mi canto se aferró
al olvido
y que las azucenas
que me daban
vida ya no florecen
en el jardín
de mi deshabitada
alma.
Mientes al pretender
que no me amas. Tus
ojos
dicen lo contrario al
deslumbrar
el brillo de tus iris
cuando mi mirada
acaricia tu piel con
la extrema suavidad
de terciopelo y mis
besos te hacen dudar:
Tu realidad.
Mientes al pretender
olvidarme
pues de tanto olvidar
el recuerdo
se hace real y se
vuelve urgente
a que tus deseos
sigan en tu débil
subconsciente,
confiados en vivir:
En mi presente.
Mientes al fantasear
que con otro
cuerpo me podrás olvidar.
Lo que yo te entregue
ni en mil
años la podrás obtener
porque
el excitante aroma de
mi piel
fue el elixir de tu
ansioso cuerpo.
Miénteme una y otra vez
que al mentir me hace
tu mentir feliz.
Y que mas da...
Si tu vida es:
Una mentira.