
Siempre habrá tentaciones
en el infierno y demonios
en el paraíso.
Me declaro responsable
de todas mis iras.
Al fin y al cabo...
Las he creado Yo envuelto
en el mayor peligro
de pasar página y que...
La siguiente esté en blanco.
Me he quedado mudo.
He golpeado con fuerza
mi pecho. Lo he hecho
con palabras llenas de furia.
Recuerdos que apenas llenan
mi memoria apuñalando
mis ojos ya ciegos.
Mi corazón ya no ve porque
ha volado demasiado alto.
Camino descalzo
sobre el
silencio solo para versar
un camino que
no existe inventando
la prosa de otro
horizonte
simplemente para olvidar todas
esas palabras muertas que un día
fueron lecho de esperanza.
Amo la soledad porque carece
de compañía y no quiero
que se enturbie mi silencio,
es en el dónde me encuentro.
Te has quedado de nuevo entre
los borradores de otro esfuerzo
fallido intentando conquistar
mi memoria. Recuerdo que surge
de lo que no nunca se olvida.
De qué sirve haber
sobrevivido al silencio
si aún te oigo susurrar
en el espacio vacío
habitado en mis pupilas.
Me abruma el pasado.
Intento levitar su peso
como puedo. Hay aquellos
que creen que
escribir sobre
el mismo es hacerlo
inmortal.
Todo lo contrario.
Cada estrofa, cada poema
es un demonio desnudo
que combustiona en la
oscuridad a la luz del alba.
Un velero que
arde a la deriva
en un inmenso mar de emociones
Murmuras futuros
entre mis costillas
deslizando las palabras
con cuidado hasta convertirse
en cicatrices entre mis sueños.
Acorde desafinado
de promesas de coros
de sirenas sin voz
propia
que jamás podrán
romper el
grito:
De mi silencio.