(…) “Te
amo, Eres mi amor para otra vida.
Llegaste demasiado pronto y aun así fue
tarde.
Me entendías más que nadie, y no existía alguien,
que te quisiera más
que Yo. (…)
Rosario Isabella
Sorbí con mis besos
la miel de tus labios.
Quebré los silencios,
olvidé las promesas;
llené la mochila
de sueños de cristal.
De palabras dulces,
de besos y abrazos;
y me hice al camino
con los pies descalzos.
Pise las huellas
que dejaron tus pasos,
llevando conmigo
en la piel las cicatrices
de aquellas
batallas
que he ganado. De heridas
que aun sangran por aquellas
batallas en las que he
perdido.
Hay cicatrices que
nadie ve,
heridas que no
sangran.
Lagrimas que no
mojan,
amores que nunca
se olvidan y que son:
Como brazas…
En el corazón.