Cuando quieras
alzar vuelo,
tus ojos no
verán cual mis niñas
viajeras
incansables del mundo
distinguir entre tus
sombras perdidas.
Cuando quieras abrazar el viento.
Beber de él. Tu
boca ya no será
a mi boca, ni
ese recipiente
del aliento podrá
calmar
la sed que ahoga
esa imbricante
lengua envuelta
con retazos de
terciopelo
quebrando las
facturadas
vertebras de
una osamenta…
Sin lapida. Sin tumba.
¡Cuándo quieras sentir mi latir!
tus senos ya no dormiran en mi pecho,
ni ese tártaro
de los suspiros…
Loba con piel
de oveja.
¡Cuándo quieras darte cuenta!
tu tiempo ya
no será tu tiempo.
Sin darte cuenta,
la vida se te
escapa:
No regresa...
No habra vuelo
que surque
en el infinito
espacio:
De un azulado cielo.