En el silencio de la noche
extraño el escuchar del susurro
de palabras dulce cantadas
por las sombras a lo alto
de balcones olvidados.
La noche rompe molduras
de tiempos censurados.
Caen los espacios perdidos
entre estrellas y lágrimas.
Del no te quiero al no te amo
se han quedado flores
marchitas.
Del olvido a los ensueños
ha dejado de crecer la luna
y ahora, solo hay un eclipse:
Mi silencio.
Mis versos cuelgan ahora
del lado derecho de mi pecho.
Vacua, exhausto de tanto clamar
por una sola lira marchita
que pueda acariciar la memoria
de esa amante que tanto quise.