Se
silenciarán mis letras
para
que sea solo mi corazón
el
que con sus latidos hablen
y
canten mi palpitar.
Quizás…
Cuando lo que
escribo se acabe,
me echarás de
menos.
Pensarás:
¿Dónde han
quedado
esos versos
que no riman.
O los poemas
imposibles
que escribió
sobre su piel?
Volverás quizás
y tal vez Yo…
Ya me habré ido.
Lo haré caminando
sobre la frágil textura
de un poema sin terminar.
Entre dos versos
que nunca riman
porque no tienen sentido.
Ya me habré ido
abordo de un plumaje
extinto de palabras
que jamás comprendiste
a lomos de la gramática
estéril de una triste despedida.
Solo escribo en un intento
de materializar el reproche
que jamás escucharás.
Sin metáforas,
te miraré sin
verte,
sabiendo que hace
tiempo…
No estás,
que ya no importas.
Sí…
Si me echas de
menos,
o no, ya…
No importa.
El cielo
impertérrito
se llenará de
azules desengaños.
Será entonces …
La tierra sábana
sobre el sueño
que cerrará mis
párpados
mientras celebrará
mi boca
el último deseo
antes de partir
para morir entre sollozos
y lamentos para vivir:
Eternamente.