"Que la esperanza siempre
adorne tu piel y brille en tus ojos.
Que
siempre irradie tu corazón
como la aurora de cada amanecer"
Esperanza Luisa
Una...
Que en la copa
rebosa
y se derrama sobre la
mesa
recorriendo su camino
evaporándose al ras del suelo
como engullida por su
sombra.
Vapor de agua embullada
entre los dedos y
grietas
de los ojos del viento.
La otra…
La sed que deja en la
boca
como haberse tragado
un puño de arena de
todos
los desiertos hasta anegar
con ella el pecho de
este ser
que siempre le nombra.
Ras de ausencia en la
lengua
aferrada a la voz que se
amolda
al veneno que mata el
soñar
en un velorio sin entierro.
Esperanza y
desesperanza…
Dos gotas entre tantas
de esta botella de
sentimientos,
a veces llena y otras
nada.
Dos gotas a veces extraviadas.
Torna a mi…
A esta alma fría bajo
la piel
de este pecho de
lamentaciones
tras la voz que da
aliento y calla.
Entraña de heridas y
cicatrices.
Silencio balsámico:
Las palabras de la
boca…
Levántate, Lázaro
y camina al norte:
A la aurora de los tiempos.