Mujeres…
A los cuatro vientos grito sus nombres
porque fueron Uds. quienes cicatrizaron
en mi vida:
Muchas de mis heridas.
Le grito a la vida sus nombres
por tener algo de Uds. en mis labios.
Caminando las horas,
pasaron los días.
Igual rodaron los años.
Mi corazón sólo añora
una a una tenerles:
En sus momentos…
Mis sentimientos y sueños
se eternizaron.
Mis labios…
Esclavos al silencio
gritan sus nombres al viento
como campanas de pueblo
que se desgañían
rompiendo silencios.
Me preguntan:
¿Por quién repican mis campanas?
Mis campanas repican:
Por ellas.
A Uds.…
En mis soledades les beso,
les acaricio y les abrazo.
De esta forma compenso
no tenerles en mi regazo.
Noches de luna llena,
sin oasis en el cielo.
Sólo un camino de estrellas
me sirve de consuelo.
Sé que destellarán una a una,
me lo dice Orión.
Lo nuestro fueron entregas
como premio a la constancia.
Nunca habrá en el mundo
un hombre…
Más feliz con la llegada de cada
una de Uds.
Una a una
mil veces grito sus nombres
desde esta montaña frondosa
donde grito a la vida:
Sus nombres.
Mis heridas se liberan
con la marca de mis cicatrices.
Mi vida solloza un suspiro
bajo sentimientos reprimidos:
Hilvanada compostura
tejida sobre mi piel.
Puntadas etéreas de blancas perlas,
puras y serenas azucenas
con su pudor inhibido
cubierta en seda
sobre la piel de mi alma.
Mujeres...
A Uds le grito:
Al viento sus nombres.