Mirándole:
La niña queria ser princesa
pero una indefinible
melancolía
asomaba en la mirada
de la silueta
a medio camino entre
niña a mujer…
¿Dónde te perdiste
esperanza?
Nunca supe si
aquella honda tristeza
reflejaba alguna
vivencia pasada o bien…
Ojalá me equivocara:
La definitiva
ausencia de aquellos
momentos de antaño
quizás:
Inolvidables.
Federico Garcia Lorca
Cuando se aplaque la
tormenta
en los brazos del
olvido y le acompañe
el silencio con su
rugiente mudo canto
en el momento en que
el viento mude
los castillos de mis
sueños y duerma
la humanidad al otro
lado del alba…
En ese momento en el
que el latido
de mi dorado ocaso
tome asiento
en la nada y mi alma
no tenga:
Vértigo.
Mas que nunca en ese
mismo
instante en que la voz
duerma
en mis labios ya casi
sin aliento
y de mis costillas…
Se desgarre mi piel,
mis alas, mi alma.
En ese mismo instante...
Cuando mi corazón palpitante
le diga bajito a mi pecho:
No te riendas…
No te rindas.
Ruge viento:
Toma vida.
Levantate Lazaro:
Renazco…
Duele en mi alma
los embalses de naufragios.
Veleros de ensueños
con sus mastas quebradas...
De arena los versos se
vuelven
en mis entrañas y en
mi nuca:
El pálpito de un beso
de hielo
que nunca pierde la
vagancia
de las horas del día robándole
a la aurora la luz de
sus candiles.
Albos a toda hora del
día
a la noche de mis sueños
mucho antes de lo
previsto
al ocultarse bajo las sábanas
inquietas
del silencio en los
recovecos del tiempo
anhelando hallarlos en
la sombra
de los parpados de la
luna,
acompasados de la
memoria.
Un dia...
En media eternidad,
de la biblioteca de la vida despolvas
un libro, resucitas un suspiro
para alimentar recuerdos.
Deambulante locura mi demensia
cómo fue siempre más
que nunca…
¿Donde? ¿Dónde te
perdiste esperanza?
Dime donde. Pálpito en
mi pecho de arena
que ni en sueños
siente su tibio aliento.