Como un
murmullo suspendido…
Que se va
desvaneciendo en el aire
entre la vida y
el tiempo…
Pasa el viento de
su voz
a mis oídos. Sueños fragiles
como huérfanos pajarillos
en las manos del
invierno
que al abrigo...
Mantenerles cuesta:
Rotos los bolsillos.
Tacto de éter ígneo
sobre la piel
del cuerpo es
un misero escalofrío…
Pecho furtivo,
mendigo en
tierra de nadie.
De tanta
añoranza…
Use aquellos locos
sueños cada vez
que me faltaba
el respiro al sentir
en el pecho irse
la vida:
En días sin
esperanza.
Cuanta ausencia
desmedida,
nostalgia
acumulada vertida
en una amalgama
de versos
escritos en la
piel del alma.
Siento el
desgaste en la memoria
de la imagen
del recuerdo
de tanto evocar…
La sombra tránsito
de luz
reposada en una
nada hipnótica
al apagarse el ilusorio azulado cielo
cuando la
metafórica lluvia versando:
Dejo de ser
prodiga.
Tal vez…
¿Me quisiste?
Quizás,
semejante a ese sueño
que forjaste en
el hueco de uno
de mis pálpitos
latidos…
Halo de un espejismo
forjado
como el de un
ciego…
En las retinas
del tiempo.
Estación de
primavera:
Abriles de
lluvia fresca
en la palma de
mi alma,
tan creyente y
perdida
cual Teseo:
Odisea de
Homero.
Distante a esa
quimera
de hambre, sentimientos
en el vientre
del abismo.
Fino hilo en un
laberinto helado
cual fuego en
las entrañas del alma.
Estación de árboles
secos…
Octubres de hojas
secretas
en la boca de
los años.
Canticos,
trinos de aves
tan vivaz como
serenos
en los bosques
de sueños.
Tal vez me
quisiste
de una forma y Yo…
No te quise
ajena.
Con el tiempo
he aprendido
que amar no es
callar lo que pienso
ni dejar pasar
como así las cosas...
La vida por
delante es una puerta,
barrer todos
los días la acera.
Abrir la ventana
del patio
para que corra
el aire
y cambie de
sitio las sombras.
No es
empaquetar sueños
en una maleta y
olvidarla
a lo alto de un armario
como si nunca hubiese
hacer falta
en el vacío del alma.
Viaje sin destino en el ultimo
vagon de un tren que se deslisa
con un agudo silvido atravez
de la montaña.
No es dejar que
la mente duerma
cual pájaro
enjaulado pues quedan
entumecidas sus
alas y se muere
poco a poco de
pena…
De silencios y soledades cautivos
en el sordo eco del tiempo.