(…) “Te esperaré en la calma después
de la tormenta y el ondeo del mar infinito.
Tocarás el alba con mi alma.
Siempre
vas a tararear tus versos
sabiendo que te
espero” (…)
Aldonza
Tú me llevarás en los labios
cuando ciega de amor beses
mi boca, entonces:
Bésame lento.
Necesito saborear
el lenguaje del gemido,
el amor y la pasión
cuando la tormenta agite
las olas y me vista
de blanca espuma.
Cuando el barómetro
indique el cambio del tiempo
y la tormenta llegue y pase
así se tuerzan los caminos
al sobrevivir el desamor:
Su naufragio.
Mientras navego en tus mares,
amare los caminos plateados
por los rayos de luz que ilumina
la luna para disfrutar
nuestro navego…
Juntos si ella nos lo permite.
Con el alma llorosa…
Y el futuro bendecido,
me siento afortunado
por haberte amado aun
entre las garras del viento.
Cuando la tormenta llegue
y pase, le pediré
al Señor, triste y sombrío,
que me retorne la calma
así como me lo había...
Prometido. Y me devuelva
la paz después de la tormenta.