Cobíjame en el manantial
de tus laberintos húmedos.
Esos que hacen a mis deseos
y a mi alma estremecer…
Versarme con tus letras
seductoras.
Esas que me envuelven
con la luz de
tus lunas azules.
¡Regálame
unas hojas
de esta noche!
para escribir
un poema infinito...
Regálame unos
minutos
para vivir y
nada más,
sin escribir
ningún olvido.
Con el candor
ilusionado
de quien
enarbola el fin del siento…
Desfilas,
lejanía entre horas
traje a
medida coses.
De revista,
el atuendo con presto
porte a veces
se deja amar
el océano
cuando toca la memoria,
las notas desde
un tranquilo violonchelo
el silencio
rompe el eco de la sordez
que encaja al
alma con hilos de amor.