No es el reloj
quien marca a que corran
las manecillas del tiempo.
Te desvaneces lenta...
Y apresuradamente
hacia la linea entre la umbra
y penumbra arrojando a tu paso
aquello que una vez te amo.
Los minutos y segundos
se hicieron gala.
Amor que un día se refugio
en tus pesadillas inacabadas.
Finalmente en tu recorrido
con las manos vacías.
La pregunta:
En que instante se te seco el alma?
Aun así...
Te desvaneces como granos
de arena entre los dedos.
Así pasas inadvertida por el calvario
vacío acumulado de tu vida.
Así pasas por la vida deshidratada
de ilusiones y llena de remordimientos.