Tal vez no has oído
el estertor mojado
del rocío gritándole al viento:
Resucita en lo nuestro.
Me robaste los suspiros
y los besos que nunca
di a tu boca.
Se me corta la piel en cicatrices
nocturnas perturbando
el silencio y el olvido encastrado
en tanto amor esparcido.
Que sabes tú de mí.
Que sabes tu
de mis dolores y sufrimientos...
Yacemos medio despiertos
quizás medio dormidos
pues nadie te miro como eres.
Nadie como yo te ha conocido.
El trébol de cuatro hojas
envidia la suerte de mi destino.
La oscuridad huérfana
cuelga detrás del espejo en olvido.
Y mi alba rosa camina despacio
en medio de un largo camino.
Que vas a saber
si caminas de cabeza
con los pies al aire
si nunca has sabido de un amor
como el mío …
Entre mis silencios
te siento
y recuerdo que eres
la espina
que pincha en mi
alma ...