Como mariposa a flor,
se ahoga mi grito
entre el pliegue de tus
hermosos senos raboteando
los azulados senderos de mi alma.
Tu lengua es tormenta
en el torso de mi tallo
que te anhela…
Rima al lenguaje del deseo,
labios sedientos al calor
de la lava que te quema.
Ensalivas con tu aliento
la corona del mendigo
erizando sus sentidos.
Le haces plegaria con tu boca
y bebe del cáliz donde guardas
las uvas del placer revelando
tu liturgia placentera su deseo.
Renace la piel...
Gimiendo y latiendo
cual eco de un instante.
Efímero espacio…
tiempo a una danza perenne
en este nuestro florecer
que nos mantiene vivos
ante la muerte.
Dulce sabor,
miel derramada.
Deseo que clama
y vence la batalla.
Aleteo de escarchas blancas
que nacen y sienten
de por dentro su apogeo.
Solo quiero tus labios
navegando en nuestra playa
y el susurro de tu voz
llevándome al cielo.
No me busques en otros ojos
ni en otros labios,
búscame…
Siempre en la orilla del mar,
donde las olas besan la arena
y la brava espuma se convierte
en amor y sal. Búscame:
En los suspiros de tu boca.