
Una luz...
Desde la sombra de mis silencios
apenas una luz me ilumina y tirita
con el viento al tiempo como
huérfana voz entre mis dedos.
Frágil y diminuta...
Atreves de mis parpados
oscila temerosa al perderse
en las cuevas del vacío:
Fuego que hiende las tinieblas
del mundo, camino de ciegos
que deambulan sin tiempo.
Cuérnagos de luna buscando
el rumbo de mis sueños.
Luz que me alumbra...
Faro, voz que guía al otro lado
de los ausentes. Oigo su eco
en mi silencio pronunciar
mi nombre tantas veces
que la cuenta se opaca infinita
rasgando el silencio
que esconde el verbo perdido
para hacerlo verso.
Beso los labios de la amante
del destino. Se hace escalofrió
en este pecho confuso
devolviéndome siempre el aliento...
Y con esa luz le miro.