No hay tiempo...
En el que pueda detenerme
a soñar ni siquiera una milésima
parte de un segundo en medio
de tanta desilusión...
De tanta palabrería barata
saliendo de boca diharreada
la cual dona la confianza
a cambio de huecas caricias
y un arrope de madrugada
con piel mulata...
En la oscuridad del verbo.
Si en el dolor de las entrañas
y el silencio moribundo
del mundo se derrumba...
Si se ahoga el gemir de la musa
en este latir en mi pecho
cantico mudo en el viento.
No hay hora
en que en mis labios pueda hacerse
aliento en mis versos pues mueren
entre mis dedos sin ni siquiera
haber nacido.