Esta es la primera noche
que lloro al haberte dejado...
Ese algo que tuvimos,
el inmenso amor que sentí
y lo débil que llegué a sentirme
al momento de tu traición.
Hoy, más que ninguna
otra triste noche,
comencé a dejarte
donde perteneces.
Ese lugar que es para ti,
esa vida lejos de mi querer
y espesa incondicionalidad.
Sin dolor no hay letra,
ni palabras que valgan la pena.
No te oprime nada el pecho
haciéndote que hay que recordar
que allí dentro de mi late un corazón?
Quizá un pedacito de mí que siempre
espero algo más de ti. Lealdad.
Por eso…
Me atrevo a escribirte...
Hoy me dueles,
se quema una parte de mí.
Y sé que...
Aun incinerando tus recuerdos,
todo lo que tuvimos se esfuma
y lo poco que esperaba obtener
nunca fe.
Tengo la certeza de que este trago
tan amargo de sorber,
me marcará de por vida
y quedará intacto en algun
rincón de mi memoria.
Rodando...
Silenciosamente: En el olvido.